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domingo, 17 de julio de 2011

Se nos rompió la báscula de tanto usarla...

Eso… como el refrán… No báscula = no control… No me siento bien, así que lunes marcharé a comprar otra. No sé qué nos pasa con los pesos pero no nos duran más de un año. Supongo que es porque no tenemos un sitio fijo para ella. El baño es demasiado pequeño y tenemos que coger todos los días el peso y echarlo para un lado. Ayer sin querer la golpeé contra la pared, para no agacharme la quise volver a su sitio con el pie y se ve que no calculé bien la fuerza y plof…, se apagó la pantallita y pues…, que ya no va ni con pilas nuevas. No es que me enfadara por el resultado, al contrario, sigo en mis 74,20 kg y comiendo lo que se me antoja, pero…, no sé chicas, no medí la fuerza del pie… Y sin el peso me siento vacía… Esta mañana me he vuelto a subir a él a ver si se veía alguna cifra, pero nada. Hoy me voy a contener un poco y no comeré demasiado. Retomaré la comida ligth, de carne y pescado a la plancha y verdurita. Nada de chocolate a media tarde ni queso de Asturias que me ha traído mi tía de regalo de un viaje que hizo hará una semana. Y es que le tengo que decir a mis amigos y familiares que si me quieren traer algo de recuerdo de sus días de descanso que sea una postalita o un imán para la nevera que siempre viene bien.
Esta semana he querido retomar el tema de las recetas. Tengo ganas de volver a coger mis cacharros de cocina, buscar y mirar recetas por aquí y por allá, adaptarlas a nuestra dieta y hacerle fotos de todos los ángulos. La cámara la tengo bastante olvidada y la echo de menos. La saco para retratar a mis dos pequeños, eso sí, no está del todo olvidada en el cajón. Y es que los días pasan volando y los pequeños se vuelven grandes. La otra noche mi hija durmió por vez primera fuera de casa (quitando la casa de mis suegros que es como si fuera nuestra) En la escuela de verano hicieron una especie de acampada. Los grandes montaron en el patio sus tiendas y los pequeños en el gimnasio con sacos de dormir. Fue como preparar las colonias. Estuve dos noches sin dormir. La previa, pensando en si debía o no dejarla ir y la segunda pues pensaba si estaría dormida o no… a las 03:00h fue la última vez que vi la hora en el reloj, luego me sonó el despertador a las 06:30h Ese día fui zombi a todas partes. Era como cuando me tenía que tomar unas pastillas para relajar el músculo después de darme la contractura. Me dan bastante y el médico me manda unas mini pastillas que pueden dejar Ko a un elefante. Pues así me sentía. Y cuando llegó el momento de verla, la achuché como si llevara semanas sin saber de ella. Resumiendo, lloró un poquito porque una amiga le dijo que había ratas en el colegio pero que se lo pasó muy bien. Eso sí, dice que no quiere ir más pero que se lo pasó bien. La primera prueba superada. Recuerdo el primer día que marchó en P3 con la escuela de excursión a una granja todo el día. Aún no teníamos al peque, así que estábamos libres mi marido y yo al mediodía, oooo, sin niña pensamos… No comí en todo el día! Hasta que no llegó el autobús a las 17:00 horas mi cuerpo no se relajó. Bajaron todos los niños, y la mía parecía que no iba en el autobús… Qué angustia! Por fin bajó, era la última… Madre mía, esa sensación no la olvidaré nunca. Este año ha sido diferente. Se lo ha pasado bien, eso es lo que cuenta, pero bueno… Que en fin, que no aburro más con mis cosas de madre.
A ver si para esta semana pongo alguna receta… Eso digo siempre y luego…

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